Francia, Bretaña, Brest, Anse du Dellec: este verano una amiga estuvo nadando en el Finisterre francés (su tierra), y me mandó unas fotos que me encantaron.

La rada de Brest es una enorme bahía, algo más grande que la ría de Vigo, y con una forma que la hace especialmente adecuada para docenas de recorridos de todas las distancias posibles. Solo la zona frente a Brest ya tiene 10 km de largo (de norte a sur) y 6 de ancho (de oeste a este; que se alargan otros 20 km si llegamos hasta el extremo este de la rada). Y mucho más divertido que nadar en paralelo a la costa es atravesar la rada, o ir de una península a otra, o a alguna de la docena de islas que hay por el medio…

¿Y qué se puede encontrar uno nadando por allí? ¡De todo!: delfines (parece que relativamente fáciles de ver) y focas, fragatas militares, barquitos de recreo y grandes mercantes, y, con un poco de suerte, algún submarino nuclear de la base de Île Longue.
El agua está fría y tiene un tono verde por las algas y el plancton. Y a la hora de nadar hay que tener en cuenta (además del tráfico) las mareas, por supuesto, y también las muchas corrientes y contra-corrientes que se crean, tanto en las zonas abiertas como en los recovecos de la costa. Y si por aquí nos quejamos de la tramontana en el Empordà, allí arriba el tiempo es aún mucho peor y no es fácil encontrar días en que la meteorología te respete para poder nadar a gusto. Me cuenta Gaëlle:
Cuesta tener un tiempo estable en un mismo día, y programar una excursión allá está muy arriesgado. Con olas de 0,5 m o máximo 1 m se puede cancelar una travesía. Ya con buen tiempo hay mucha corriente, si encima unimos olaje, no salen ni las embarcaciones.
El tiempo parece ser más clemente al sur de Bretaña, en la bahía de Quiberon. Será cuestión de hacer una larga excursión por ambos sitios, y comparar. ¡Algún día…!
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