Si leíste la crónica de la pasada Radikal MarBrava, tal vez te apetezca atreverte con esta contracrónica. (Y que Espronceda y Lope de Vega me perdonen…)

Leo, no leo, leo, no leo, leo, no leo, leo...
Leo, no leo, leo, no leo, leo, no leo,leo…

En la costa de Girona
hay un par de villas bellas:
de Palafrugell Calella,
y Llafranc, ciudad muy mona.

Es en plena Costa Brava,
y hay unas islas pequeñas
que llaman, las lugareñas,
Formigues. Nadie se traba.

Pues resulta que en octubre,
desde hace unos cuantos años,
nos damos allí unos baños
en agua fría y sin mugre.

Es la Radikal MarBrava;
una travesía a nado
desde un pueblo hasta el del al lado
con algo de mala baba:

pues las Formigues se asaltan
saliendo desde Calella.
Nada él y nada ella,
y otros quinientos que faltan.

En las islas se da vuelta
pasando a vista del faro,
y con algún que otro paro
llegamos hasta la meta

que está en Llafranc situada,
en una playa agradable,
bajo un arco azul hinchable
cual moderna balaustrada.

En total siete mil metros
entre pulpos, meros, sargos,
que se hacen un poco largos
si hay medusas. ¡Vade retro!

Hay que madrugar bastante
para estar allí con tiempo,
y si no hace mucho viento
seguimos para adelante:

recoger chip y regalos;
gorro, gafas, neopreno,
un calentamiento bueno,
vaselina y listo. ¡Vamos!

La salida, tras la foto:
todos ahí al mogollón
liándose un buen follón.
¡Casi tengo un brazo roto!

Este año el mar estaba
con olas y algo agitado,
no facilita un buen nado
ni técnica depurada.

En algún punto encontramos
unas olas traicioneras;
uno tal vez se marea,
pero es solo en unos tramos.

Y al salir a mar abierto
se nota el viento aguerrido.
El resto del recorrido:
protegido como un puerto.

(Y con Angels Radikales
puedes nadar bien tranquilo
sin tener el alma el vilo;
ellos son muy amigables.

Con su zamarra amarilla
y remolcando una boya
te vigila y te apoya,
y si te ahogas te pilla.)

Culpa de los altos senos:
nos recortan la distancia.
¡Casi llegamos a Francia!
(Es broma: mil metros menos.)

Por eso al final se llega
menos cansado a la playa,
habiendo dado la talla
entre olas que dan brega.

Y después la milquinientos,
apta para principiantes
pues se nada en dos instantes.
Yo la hice en tres momentos.

Mas no importa el crono tanto,
sino pensar «qué bien lo he hecho»
y quedarte satisfecho.
Es mi caso, así lo canto.

Así pues, felicidades
si cumpliste con tu reto
(y si no, yo no me meto)
según tus capacidades.

Y también se congratula
a los organizadores,
que con bastantes dolores
nos dan travesía chula.

Pues hemos vuelto otro año
y lo hemos pasado bien
gracias a Radikal Swem
(esta rima me ha hecho daño).

En fin, después del descanso,
bebida y una fabada,
comentamos la jugada
y hacemos un poco el ganso.

Y aunque el gusanillo apriete
hay que volverse pa’ casa
porque el finde ya se pasa.
¡Hasta dos mil diecisiete!

La travesía, desde otro punto de vista
La travesía, desde otro punto de vista

(Imagenes por el autor.)


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2 respuestas a “Radikal MarBrava, la contracrónica del juglar

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