Te ha pasado más de una vez: vas nadando en grupo y hay alguno que no hace más que cruzar por delante tuyo; ahora hacia la derecha, luego hacia la izquierda, y vuelta a empezar, con su zigzag no te deja avanzar tranquilo. Aunque, pensándolo bien, tal vez seas tú el que hace eses y los otros van rectos…
Seguro que has leído, y has oído, y te han dicho, que una buena orientación es básica para nadar travesías: evitas metros de más (que pueden ser muchos) para llegar a la meta. Y también que una buena técnica para mirar es imprescindible si no quieres perder segundos (pueden ser muchos, también) cada vez que miras para comprobar que vas en la buena dirección.
Si vas a clases de tecnificación (¡deberías, aunque solo sea de vez en cuando!) seguro que tu entrenador te habrá enseñado la técnica para mirar mientras nadas. Yo no lo haré. En este post simplemente te daré algunas ideas basadas en la experiencia. Muchas seguro que ya las conoces; otras tal vez no. Espero que te sean útiles.
La información es poder
Es mucho mejor conocer con antelación la ruta que sigue la travesía, y dónde estarán las boyas – sobre todo si es un circuito.
Hay que mirarse bien el briefing electrónico (si lo hay) y estar atento a la charla previa de la organización. Y entonces puedes intentar ver la zona en la que nadarás, desde tierra. Podrás prever cuáles pueden ser algunos de tus puntos de referencia (en seguida vamos a ellos) cuando estés en el agua.
Aquí encima, el recorrido de la Radikal MarBrava (de su briefing electrónico). La posición de las boyas solo es ilustrativa, pero desde la playa puedes buscar puntos de referencia que te ayudarán cuando estés en el agua: una montaña, un faro, un edificio alto…
Y debajo, el circuito de boyas en la travesía a la playa de Calella (también de su briefing electrónico). No se indica el sentido de nado, y en este caso no había muchas referencias fijas (sobre todo nadando en paralelo a la playa). Pero una vez en el sitio, con las boyas a la vista, hay que ser imaginativo: la dirección de las olas, la posición del sol o un barco fondeado pueden ser de ayuda.
En la siguiente foto, por ejemplo vemos claramente la línea de boyas que nos marcan la dirección. Parece que apuntan al acantilado: ya tenemos una primera referencia, que habrá que confirmar cuando estemos en el agua.
Pero esto es lo que vemos desde el agua: apenas la primera boya (que nos tapará cualquier ola o un nadador delante nuestro). Será mucho más fácil orientarnos apuntando al acantilado, como habíamos previsto.


En el siguiente caso teníamos un circuito de boyas. Desde tierra ya se podía ver que, en el tramo hacia el sur, había que apuntar hacia la cresta de la colina más allá del pantano.
Una vez en el agua, claro, tal vez tengas que ajustar tus referencias; pero siempre será más fácil que empezar a nadar casi a ciegas.
Orientarte sin mirar
Orientarte sin tener que mirar es la mejor habilidad que puedes aprender, ya que a menudo te ahorrará todas las demás. Es lo que hacemos instintivamente en la piscina: las corcheras y la línea del fondo nos hacen ver al momento cualquier desviación, que corregimos casi sin pensar. Algo parecido puedes lograr en el mar, con práctica.
Si hay olas más o menos regulares, debes notar que vengan siempre de la misma dirección. Esto es fácil en tres casos:
- Si vienen de frente (para mí, lo más divertido): subes la ola, tras pasar por la cresta caes al seno salpicado mucho, atraviesas por el medio la otra ola si viene muy seguida, y vuelta a empezar – lo que navegando se llama macheteo o dar pantocazos
- Si nadas en perpendicular respecto a las olas: te llegan por el costado; además de sufrir un balanceo severo, no paras de tragar agua cuando respiras por su lado
- Te alcanzan justo por la espalda: en este caso notas como las olas te van adelantando por debajo; al respirar, las verás venir si giras un poco más la cabeza o miras de reojo hacia atrás. Y si te fijas bien, notarás como se te levantan los pies justo antes de que la ola empiece a adelantarte; entonces acelera un poco y podrás surfear unos metros sobre la cresta
Para ángulos intermedios entre las tres situaciones anteriores puedes aplicar la misma técnica, aunque será de manera más aproximada; ¡y tendrás que afinar bien tus sentidos!
Otra buena referencia que podemos usar es el sol. ¿Te da en el ojo cada vez que respiras cuando vas en la buena dirección? Hazlo tu aliado y cuida de que te dé en el mismo ojo de la misma manera constantemente. Por ejemplo, en esta foto, al respirar por la derecha el sol me quedaba un poco por encima de los ojos. Si me desviaba hacia la izquierda, me daba de lleno; si hacia la derecha, dejaba de verlo:
¿Molesto? Un poco, pero siempre mejor que tener que levantar la cabeza al frente.
En esta otra foto queremos llegar a la punta del espigón para pasar al otro lado; cuando miremos al frente tendremos el sol justo delante:
Si te parece algo traído por los pelos, te cuento una situación real: en la Swim Ultimate del año pasado, en los últimos 500 metros el arco de meta no se veía: el sol estaba justo encima y nos deslumbraba. ¡Sin problemas!: bastaba con seguir al sol en lugar de mirar a la playa.
También hay situaciones en las que puedes usar una referencia como si fuera la corchera de la piscina: la playa o un espigón, si estás nadando en paralelo; o la orilla si nadas en un río. En muchos casos basta con «leer» bien la zona en la que nadas, ser consciente de lo que te rodea y estar atento a cualquier posible desviación para orientarte bien.
La mala noticia es que no siempre podrás hacerlo así. Pero no te preocupes, hay más trucos.
Apunta alto
Las olas, otros nadadores, un kayak, la aleta de un tiburón…; cualquier cosa con una mínima altura te puede tapar la visión de una boya. Por otro lado, cuanto más cerca del agua esté tu referencia más tendrás que levantar la cabeza, y por tanto perderás más velocidad.
En cualquier caso, la conclusión siempre es la misma: cuanto más alta esté tu referencia, más fácil te será verla. Apunta alto.
Los SUP (stand up paddle o paddle surf) y los globos de helio son lo que se ve mejor desde el agua; puntos positivos para la organización de una travesía si los incluye.
El SUP se ve muy bien. Se mueve, sí, pero se supone que junto a los nadadores en la dirección correcta.
Los globos de helio, de cerca, se ven muy bien; de lejos, ya hay que fijarse un poco más. Piensa que es probable que en realidad lo veas así:

La barca también se ve muy bien, pero suelen moverse mucho y de forma aleatoria; no son referencias recomendables. Si es posible busca puntos de referencia en tierra altos y que destaquen; por ejemplo:
- Un edificio singular, que se distinga fácilmente (por altura, por tamaño, por color)
- Un faro
- El final de un espigón
- La cima de un cerro o acantilado
- El collado entre dos cerros
En la foto anterior destaca sobre todo la placa solar; también podríamos usar la pared amarilla y azul, que aunque no es muy alta se distingue bastante bien.
En la siguiente foto, la ola nos tapa la visión de la playa (y cualquier boya o el arco de meta que podamos tener delante). No hay ningún edificio que destaque especialmente y que podamos usar como guía. Las montañas, o la zona de contraste donde acaban las casas y empieza el bosque, serán nuestras referencias.
En cambio en la foto de aquí encima tenemos donde elegir: no faltan edificios altos y que destaquen a primera vista sobre el resto.
Por contra, en las dos siguientes no puedes fiarte demasiado: los edificios son altos, sí; pero cuando levantes la vista mientras nadas,te parecerán todos iguales. ¿Qué podemos hacer en estos casos?
El punto de mira desviado
A menudo es útil, en lugar de tomar referencias al frente, usar una que se distinga mejor aunque esté desviada. Bastará con fijarse en que la desviación respecto a nuestra dirección sea siempre la misma.
Por ejemplo en la foto de aquí debajo es difícil encontrar una buena referencia en línea con la meta que habrá en la playa. Yo tomaría el edificio blanco (en caso de respirar por la izquierda) y el collado entre colinas (al respirar por la derecha).
Lo mismo podemos hacer en el siguiente caso: la entrada al puerto está a la derecha, pero podemos usar la placa solar como referencia «desviada».
Visión panorámica
Podemos hacer algo parecido a lo explicado en el apartado anterior: escoger una parte distinguible de la panorámica que tenemos delante, y apuntar al medio. Por ejemplo, en las dos fotos siguientes la boya de helio se distingue mal.
En el primer caso podemos apuntar al punto medio entre el final de las casas (a la izquierda) y las colinas altas (a la derecha); en el segundo, entre el collado a la izquierda y la cima de la colina a la derecha.
Y en esta otra foto, la meta está entre la cima del centro (a la derecha) y el final de las montañas que hay en segundo plano (a la izquierda):
Directo hacia meta
Al final de la travesía siempre llega un punto en que se ve el arco de meta. Hay que estar atentos a cuándo llega ese momento, fijarse cuanto antes para ir directos a ella. Aquí es útil lo que explicaba más arriba de buscar una «marcación desviada», o una panorámica: si la meta tiene detrás un edificio o montaña que se ve bien, ideal; pero si no, probablemente tenga alguno un poco hacia el lado. La diferencia entre esprintar y esprintar-mientras-intentas-encontrar-el-arco puede ser abismal, en segundos y en frustración.
En la foto anterior se intuye el arco de meta, y una boya de helio. Prácticamente detrás de la meta hay un collado que nos puede servir como referencia, desde ese momento hasta el final. También podemos usar la colina a la derecha como «referencia desviada». Los árboles y la casa a la izquierda también podrían ser una «referencia desviada», pero en este caso particular no es recomendable porque se trata de un saliente de la costa que sobrepasaremos al nadar hacia la playa, con lo que nuestra perspectiva de toda la parte izquierda del paisaje irá cambiando. (Pero para saber eso había que haber estudiado la zona de llegada con antelación, cosa que, ¡oh!, he explicado en el primer punto.)
Y cuando ya nos hemos acercado un poco más a la meta, vemos en la siguiente foto que la referencia del collado era la buena, y podremos esprintar sin temor a desviarnos. También constatamos que, como había previsto, la panorámica a la izquierda ha cambiado Radikalmente.
Una excelente manera de señalizar los últimos metros es con boyas gigantes con poca separación entre ellas – como hacen en la Radikal. Ni el más miope perderá el rumbo.
Párate y mira
Ser capaz de mirar mientras nadas, sin bajar mucho la velocidad, es toda una habilidad; hay que entrenarla, también. Se trata de no perder el ritmo de nado mientras nos orientamos.

Pero si no lo haces bien, perderás muchos segundos por los metros de más nadados. Tómate tu tiempo; unas cuantas brazadas de braza pueden ayudarte. Y si no hay más remedio párate, levanta la cabeza, mira bien a tu alrededor. Es mejor perder quince segundos comprobando que tus referencias son buenas, o cambiarlas, si eso te va a servir para orientarte de un simple vistazo a partir de ese momento. Puedes aprovechar y hacerlo cuando pares a desempañar las gafas. Y desde luego es mejor hacerlo siempre que te entren dudas de si estás yendo en la dirección correcta.
Dos consejos finales
UNO – Huye de las frases «la técnica correcta es…». La técnica buena es la que te vaya bien a ti, en cada situación. Experimenta, practica, y quédate con la que te convenga.
DOS – No te fíes de seguir a otros: no sabemos quién se orienta bien y quién no. Sé tu propio guía.


Mira en este vídeo de una Marnaton cuántos nadadores se comen la roca; ¡imáginate que has seguido a uno de ellos!
Aunque en este caso yo echaría parte de la culpa al kayak amarillo y rojo que aparece por la parte inferior: debería estar marcando una línea que separara a los nadadores de la roca. Última reflexión, pues: tampoco te fíes mucho de los kayaks para guiarte.
(Todas las imágenes, por el autor.)
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Muy cierto Bruno! y cuando se mueven las boyas, ni te cuento!!! 😉
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Jajajaja! Sí, ya me han dicho que hubo algún problemilla con las boyas de la Radikal el domingo… Claro, las llenan de helio y salen volando!!
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