Hoy inauguramos una nueva sección ― una sub-sección en la categoría «Lugares». Combina la propuesta de sitios interesantes en los que nadar con el ciclismo: básicamente, llegar hasta allí en bici.
(Digresión ― Lo más fácil hubiera sido llamarla “SwimBike”, copiando el concepto del SwimRun. Pero no quería plagiar, y últimamente me cansan los anglicismos… Aún así, el castellano me daba algunos problemas: usar el lexema “nada-r” puede confundirse con “nada”, que señala vacío, carencia; y el lexema “nata-ción” refiere al homónimo “nata”, que está deliciosa pero también puede llevar a equívocos; de ahí que me decantara por “acuá-tico”. Por otro lado, “bici” suena demasiado como “vicio”; en cambio, «ciclo-» denota un cierto dinamismo, potencia… En catalán, la “q” de “aqua-” le añade sofisticación; y “cicló” aúna la traducción de ciclón con el morfema de la competición deportiva. Era, pues, la decisión obvia.)
Empezamos con modestia: una ruta urbanita, fácil, en llano ― apta para cualquier bicicleta ―, que nos lleva hasta una playa igual de llana y de apta para nadar. Alguien suspicaz tal vez describiría el conjunto como aburrido…
La playa es la de El Prat de Llobregat (playa de Can Camins, junto al aeropuerto), y la ruta corre junto al río Llobregat, partiendo desde Barcelona.

La ruta en bici (ida)
He creado un mapa interactivo con la ruta, aquí.

Empezamos en la plaza Cerdà de Barcelona ― intersección de la Gran Vía con la Rambla de Badal/Paseo Zona Franca. (Hasta aquí, tendrás que llegar por tus propios medios. Yo lo he hecho desde al lado de la Sagrada Familia, en dos limpios trazos rectos por carril bici.)
Enfilamos el carril bici de la Gran Vía, pocos metros antes de entrar en L’Hospitalet. Tenemos 2 km en línea recta por delante, hasta el punto en que el lateral de la calle, y con él el carril bici, se separan de la ahora autovía C-31, hasta morir frente a las vías del tren. A la derecha veremos un paso elevado, por el que las atravesaremos.

Paso elevado sobre las vías del tren.
Al final de la rampa del paso elevado, seguimos recto por la calle (Avda. de América), que hace una curva a derechas, desembocando en la Rambla de la Marina; la cruzamos y entramos en el parque de Bellvitge, por el que rodamos hasta salir por detrás de la coqueta ermita (Sta. Mª de Bellvitge) que hay en su extremo oeste. Estamos en la calle de la Residencia, que seguimos hasta el final, dejando a la derecha un campo de rugby y a la izquierda el hospital de Bellvitge. Torcemos a la izquierda por la calle Feixa Llarga, al final de la cual (unos 250 m más adelante) encontramos un parking/descampado del que parte hacia la derecha una pista señalizada como «Itinerari saludable de L’Hospitalet – Camí del riu Llobregat».


Hasta aquí habremos tardado unos 15 o 20 min, dependiendo de los semáforos y de la gente que encontremos por la acera (que es por donde discurre el carril bici de la Gran Vía ― por lo que tendremos que circular con prudencia).
Tomamos la pista, con una cortísima cuesta (200 m) al final de la cual giramos un poco a la izquierda por la bajada que nos lleva a cruzar bajo el puente de la B-10.

El camino sigue el carril de aceleración, y justo al llegar a la C-31 bordea por detrás una gasolinera. 50 m después atravesamos otra vía de tren, pero en lugar de atravesar el puente que cruza el río (el puente de la C-31, por el que el camino corre paralelo), giramos 90º a la derecha para entrar en el Parc del riu Llobregat.
Allí encontramos al frente una pista de tierra, ancha y bien mantenida, que va paralela al río. A la izquierda, un camino más estrecho en bajada lleva a otra pista (en algún tramo, casi un sendero) que corre por debajo del talud. Podemos tomar indistintamente la una o la otra, en función de si tenemos el día más o menos aventurero. En varios puntos se puede pasar de una a otra.


Río arriba, cruzamos por debajo la B-20 y, poco después de rebasar el centro comercial Splau, encontramos un puente peatonal que cruza el río. Subimos y, efectivamente, cruzamos al otro lado. Ha sido un tramo de unos 2,8 km de pista en buen estado, con el río a la izquierda y la vía del tren a la derecha ― apenas 10 minutos. Podríamos seguir por la pista río arriba (¿hasta donde?; al menos 20 km más, hasta Martorell); pero nosotros queremos ir al mar.






Ya en el margen derecho del Llobregat, para pedalear aguas abajo, podemos de nuevo escoger la pista por encima del talud, o el camino más cerca del agua. Lo seguiremos durante 6 km, pasando por debajo de 5 puentes (la B-20, la C-31 por donde habíamos venido, la vía del tren, una carretera secundaria, y el puente de Nelson Mandela).

En el tramo tras el puente de la vía del tren, a pie de agua todo es una gigantesca acera; bien nos podría adelantar Danny Zuko en su Ford De Luxe.



Justo antes de este 5º puente, el camino más cercano al río pasa a ser sólo para peatones, por lo que tenemos que bajar a la pista que corre a nuestra derecha, junto a la acequia y los huertos. 5 minutos más adelante encontramos unas barreras para moderar la velocidad, y la entrada del Espai Natural del Delta, donde hay un merendero. La pista sigue por el exterior de la valla, por dentro del Delta. Pero si queremos ir a la playa, giramos a la derecha por el Camino Real de Valencia (hay carril bici).




Rodando por ese camino, dejamos un aparcamiento a la izquierda, y a la derecha la zona de observación de aviones, y seguimos el carril bici paralelo a los terrenos del aeropuerto ― que esperemos no amplíen (el controvertido estanque de la Ricarda nos queda a mano izquierda).

Después de un giro a la izquierda, un túnel bajo la tercera pista de El Prat, y un doble giro derecha-izquierda, dejamos atrás el aeropuerto y en 200 m llegamos por fin a la playa, junto al Centro Municipal de Vela.
Hasta aquí hemos recorrido 17,5 km (sin un atisbo de sombra, salvo bajo los puentes atravesados); a mí me llevó 1 hora, a ritmo medio; desglosados en:
- 15 minutos desde plaza Cerdá al hospital de Bellvitge (4,2 km)
- 5 min para llegar al río +10 minutos de subida por el margen izquierdo del río (3,7 km)
- 20 min de bajada por el margen derecho (6,2 km)
- 10 min desde la entrada del Espai Natural hasta la playa (3,4 km)
(A la vuelta, a un ritmo alto, recorté 15 minutos desde la playa hasta el hospital.)
En la zona de la playa en la que hemos aterrizado hay un aparcamiento grande (de pago en temporada de baño ― entre el 1 de junio y el 30 de setiembre, de 9 a 21h), por si alguien te quiere traer el avituallamiento. También en verano, la zona de aparcamiento de bicicletas está vigilada (de 10 a 19h).
Además hay un baño publico allí mismo.


Toda la información sobre la playa la puedes encontrar aquí.
La ruta en bici (vuelta)
La vuelta la hacemos por el mismo camino. Puedes recortarle 5,5 km cruzando el río por la C-31 (es el 4º puente subiendo por el río).
Otra opción, más descansada, sería entrar en El Prat y tomar el metro (línea 9; la estación que queda más cerca es Les Moreres) o el tren (línea R2 de Cercanías, estación de El Prat de Llobregat).
¡A nadar!
Que es a lo que habíamos venido, antes de volvernos. Desde aquí, tenemos un arenal infinito hasta Les Botigues de Sitges y Port Ginesta (bueno, infinito no es; pero tienes 15 km de ida y otros tantos de vuelta. ¡Todos tuyos!). Y entre medias, unos cuantos chiringuitos en los que repostar.
Toda la playa está balizada, y tendrás que nadar pegado a las boyas porque es de esas en que tienes que andar bastante hasta lograr que te cubra el cuello.
Hacia el norte no se puede nadar: está el centro de Vela, y más allá una pequeña zona protegida del Delta, la desembocadura del río, y el puerto de Barcelona.


Y si no has tenido suficiente, o prefieres nadar a andar, tienes unas cuantas opciones alternativas o complementarias: visitar el Delta, disfrutar de la playa misma, escaparte a la ciudad.
O, simplemente, ¡relájate y disfruta!

(Imágenes por el autor, excepto donde se indique lo contrario.)
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Una respuesta a “Aquacicló: El Prat de Llobregat”